Por Marta Pérez Llovell
En uno de los enclaves más espectaculares del mundo se alza un complejo hotelero de lujo que hace honor al nombre de la tierra que lo acoge, la Costa Esmeralda nicaragüense. Se trata del Mukul Resort & Spa, el primer hotel boutique de lujo del país, que abrió sus puertas en febrero del 2013 en Guacalito de la Isla, un entorno de alta gama que permite al viajero admirar y disfrutar de un impactante entorno natural. En este contexto, se sitúa la exclusiva infraestructura del complejo, que incluye piscinas privadas, exuberantes jardines tropicales con fauna autóctona, campo de golf de 18 hoyos, varios restaurantes y un spa.
El Mukul Resort cuenta con 37 alojamientos de alta gama, con vistas al mar y piscinas privadas, diseñados con un estilo que armoniza la elegancia moderna con las características tradicionales de la arquitectura nicaragüense. El huésped que llegue a esta pequeña isla escondida en Nicaragua podrá elegir entre tres modalidades de alojamiento: villas privadas, bohios (cabañas) o una lujosa habitación en la finca colonial ‘Casona San Carlos, todas ellas orientadas a la Playa Manzanillo.
La decoración se funde con el entorno natural, bajo el estricto respeto al medio ambiente y sostenibilidad. Tras la construcción del resort, se replantaron 1500 árboles. “Uno de nuestros objetivos era la responsabilidad ambiental. Por este motivo fuimos a la costa atlántica a buscar madera recuperada del huracán que la había afectado”, comenta Carlos Pellas, presidente de Pellas Development Group y creador del singular hotel de lujo. “El mayor reto era como hacer este proyecto de manera sostenible. “Hemos respetado desde el primer momento el medio ambiente. Amor por hacer las cosas bien pero siempre pensando que la sostenibilidad empieza en casa” explica Pellas, analista de proyectos especiales que puntualiza que, con este proyecto, que ha representado un gran cambio e inversión, se ha ayudado al país a salir de la pobreza, creando empleo y bienestar.
Del sueño a la realidad
La calidez del aire, la inmensidad del mar, las tierras rocosas, los exuberantes bosques y la fauna que pobla el entorno hacen del hotel un lugar paradisiaco. Un espacio de descanso y comunicación tanto con la naturaleza como con la cultura de un país. ‘Mukul’, significa ‘secreto’ en lengua Maya y la influencia de la civilización de artesanos que habitó la zona se percibe en cada rincón. El resort ofrece un ambiente rústico pero, a la vez, refinado y elegante, que nos recuerda la herencia colonial de Nicaragua.
Para el sector privado significa una buena oportunidad en el plano de inversiones ya que este proyecto es capital nacional. “Nicaragua va seguir creciendo gracias, en parte, a una inversión nacional que se está traduciendo en empleo para las comunidades de todo el país. Este nuevo complejo turístico es una muestra más de lo que es posible si la empresa privada trabaja en coordinación con el gobierno central, algo que los mismos empresarios reconocen” comenta Pellas. “Mi visión es que dentro de 15 o 20 años veamos este bello complejo turístico como las chispas que despertó ese hecho de volver a Nicaragua como un país de destino turístico”.
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