La fuerte tendencia hacia la internacionalización de las empresas europeas en general y las españolas en particular ha derivado en un interés prácticamente obsesivo en captar la atención de los consumidores rusos, ávidos de todo tipo de productos y servicios de lujo que, a menudo, conocen únicamente de forma superficial y no saben valorar debidamente.
    Recientemente, tuve ocasión de intercambiar impresiones con una importante directiva del sector del lujo español sobre esta circunstancia, que ha sembrado el terreno para la aparición de medios de comunicación –concretamente revistas en soporte papel-, escritos en lengua rusa y de pésima calidad. Pero dejando de lado la burla hacia la profesión periodística que representan estos panfletos, lo curioso es que sí representan un buen negocio, ya que muchas empresas del sector lujo, ciegas por conseguir captar la atención de los acaudalados consumidores rusos, invierten recursos con la esperanza de conseguir algún tipo de retorno. No seré yo quien les quite el derecho a tener esperanza pero sí puedo afirmar que son unos ilusos.  Sí. Ilusos. Porque sólo iluso invertiría en un ‘medio de comunicación’ de nefasta calidad y aún más infame difusión que triunfa simplemente porque pretende dirigirse -insisto en la palabra pretende-, a un target prácticamente inexistente en España.
    En este sentido, hoy mismo intercambiaba impresiones con el gerente de una importante empresa de chárter náutico de lujo que opera en Thailandia. La mayoría de sus clientes son rusos o procedentes de los países exsoviéticos. “Los rusos que vienen a Tailandia son unos puteros”, me aseguraba, a la vez que admitía que también eran sus clientes estrella.
    Es lógico que los efectos –más o menos devastadores-, de la crisis económica en las cuentas de resultados de las empresas las impulse a desarrollar estrategias comerciales que persigan resultados a corto plazo pero, en ocasiones, las urgencias no son buenas consejeras y la necesidad imperiosa de vender no debería alejar a los directivos del sector de uno de los pilares más importantes de su misión empresarial:  velar por el respeto al producto, especialmente cuando de trata de un producto de lujo.