Uno de los subsectores dentro Lujo que más ha apostado por la internacionalización en el Sur de Europa es el de la enología. La cultura del vino es realmente fuerte en muchos países como Francia o los Estados Unidos, pero muy pobre en otros. Forma parte de este segundo grupo China pero, a pesar de ello, su ingente volumen de población y el hecho de que se estén generando bolsas de consumidores de medio-alto y alto poder adquisitivo convierten a China en un país de oportunidades para los elaboradores de vino de lujo.

    Uno de los pocos problemas que puede tener un multimillonario es el de no saber en qué gastar su dinero. Esta circunstancia, a menudo, deriva en comportamientos adquisitivos excéntricos que, la gran mayoría de la población –incluida la que habitualmente consume productos y servicios de lujo-, podríamos calificar de estrambótica. Un reto para los responsables de marketing de las marcas de gama alta es convertir a los productos que gestionan en apetecibles para este selecto público rico y ultraconsumista.

    Recientemente está ganando popularidad entre los millonarios chinos –los que tienen más de 30 millones de dólares americanos en activos netos-, un peculiar ‘hobbie’, el de poseer y gestionar un viñedo propio. Esta tendencia se explica por el incremento del consumo de vino no únicamente en China, sino también en otros países de la región, como Korea del Sur o Vietnam.