Por Albert Simó – director@viptoday.es
No hay duda de que el mercado del lujo ruso está seriamente dañado en su ámbito interno, víctima de una decadencia que se arrastra desde hace años. El mercado doméstico de productos y servicios de lujo se desplomó un 13,9% en 2014 y los expertos auguran una caída del 9,3% en este 2015.
La crisis del rublo, las sanciones internacionales por la guerra con Ucrania y el descalabro del precio del petróleo han lastrado la economía rusa. Además, las marcas de lujo han perdido su confianza en un país que no ha sabido quitarse de encima el lastre de la imagen dictatorial que le acompaña. A causa de ello, muchas enseñas de gama alta han abandonado sus planes para establecerse en un Estado que califican como ‘de riesgo’ en la actualidad.
Esta lamentable situación es muy real, pero corresponde a una lectura en clave interna de la situación. Es importante tener en cuenta que un alto porcentaje de los UHNWI rusos realizan sus adquisiciones de productos de lujo más allá de sus fronteras, en territorios como los Emiratos Árabes o en las principales capitales del ‘shopping’ de lujo europeas. Además, también se debe tener en cuenta que los ricos rusos no trabajan en rublos, sino en dólares, con lo que la práctica totalidad de los UHNWI de Rusia y los países exsoviéticos no se han visto ni se verán afectados por la situación de crisis descrita. Si a esto le sumamos la seguridad que conlleva invertir en propiedades inmobiliarias en países como Reino Unido o España se puede concluir que las empresas de Real Estate que dispongan en su cartera de propiedades de calidad no tendrán problemas en encontrar inversores rusos. Y esto se puede hacer extensible a otros subsectores dentro del ámbito Lujo.
Por otro lado, sí es posible que un porcentaje de la clase media rusa sí acuse la situación coyuntural adversa, circunstancia absolutamente clave para una marca de lujo que pretenda establecerse físicamente –o vía online-, en el país. Este tipo de consumidor de potencial medio renunciará en gran medida a realizar viajes al extranjero, lo que puede resultar un grave problema para la industria turística del sur de Europa en temporada alta.