La tragedia se masca en China. Las autoridades del gigante asiático tienen previsto levantar la prohibición de volar a baja altitud en siete ciudades del país para estimular el mercado de los aviones de lujo. Ver a un millonario hacer un vuelo rasante por Pekín con un Boeing 737 pronto dejará de ser un hecho anecdótico. El esperpento, alimentado por masas ingentes de dinero, sigue en China.
Para que los nuevos ricos puedan comprar sus jets y helicópteros, un aeroclub de Pekín ha puesto en marcha un rudimentario mercado en el que se exponen aeronaves de lujo para su venta directa. “Los aviones en China se venden como coles”, afirma un comercial, justo antes de vender un flamante helicóptero de fabricación francesa. Los principales clientes son directivos de grandes empresas que cotizan en bolsa y buscan aparatos que rondan los seis millones de euros de precio.
A pesar de que los vuelos privados en China están prohibidos, muchos pilotos no profesionales realizan vuelos, llamados ‘vuelos negros’, asumiendo sin problemas el riesgo de tener que afrontar multas que, para un millonario, son ‘pecata minuta’.
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